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Reflexiones

¿Qué nos ha dejado el conversatorio?

En este espacio disponemos algunas reflexiones resultantes de las lecturas y lo vivido durante el conversatorio. Todo esto como manifestación de las maneras cómo nos atravesó sentipensantemente la conversación.

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¿Una dualidad

Leer y escuchar hablar a Eduardo me resulta a la vez desconcertante y esperanzador. Desconcertante porque él nos señala, con crudeza, las dinámicas que hoy en día imperan en la academia de cara a los docentes y estudiantes, las cuales ignoramos y han terminado perjudicando el proyecto crítico de los estudios culturales.  También nos habla, sin rodeos, de las lógicas que reproducimos cotidianamente desde nuestros lugares de privilegio, develando nuevas perspectivas que ponen en duda mucho de lo que alguna vez pregonamos y consideramos certeza. Pero, a su vez, me resulta esperanzador, porque con su experiencia demuestra la importancia y satisfacción que brinda el ser coherente con uno mismo, anteponiendo las creencias y el amor al trabajo sobre las oportunidades laborales o económicas. Para mi, Eduardo Restrepo es un paradigma de maestro, de intelectual, de altruista, que desborda vocación y convicción, y que como muy pocos, realmente está dispuesto a dar su tiempo, sus conocimientos y su vida, en función de transformar.

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Catalina Reyes:

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Tripas y las vísceras que protagonizan

Reflexionar sobre este conversatorio no puede comenzar desde la cabeza, porque casi podría decirse que la cabeza sobra cuando las tripas y las vísceras protagonizan. Entonces, pretender una reflexión académica y profunda, sería darle más razones a Restrepo para seguir sus insultos. Escojo describirme en el cuerpo, hacer una flexión del cuerpo.

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Escuchar a Restrepo, para mí, es sentir nauseas. Nauseas de esas que molestan y que perduran. Náuseas y la garganta cerrada, porque se sabe que él le habla a uno y ¿uno que puede decir? –nada. No puedo escuchar a Restrepo sin sentir casi un reflujo ácido que señala la falta de coherencia propia en la que vivo. Entre su burla y crítica a diferentes personas, cuando nombra a “la Martha” o al “güevón del Santiago”, allí veo entre líneas al güevón del Mateo. Esta incoherencia propia que, en cierta medida, se ve contrastada por la coherencia de Restrepo. Esas nauseas que vienen de sus coherencias que da cuenta de mis incoherencias.

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También hay en mi la piel erizada, que señala la emoción y la ansiedad. Escuchar a Restrepo, fuera de sus textos escritos, es vibrar con él. Porque, aunque incoherente uno, esperanzado. Erizar la piel estar acompañado por el hueco en el estómago. Como que las tripas faltan o se esconden o se pegan a las paredes de la piel. Es puro miedo –miedo a la posibilidad de algo mejor. Este hueco de tripas es pensarse siendo radical, anarquista y revolucionario—pero de verdad. Es la posibilidad de quitarse las máscaras, la babosada y generar cambios reales. Es el mismo hueco, las mismas nauseas que me generan leer a Anzaldúa o escuchar a Márquez. Es la ansiedad de querer vivir de forma distinta, entripada y sabrosa. El miedo de dejarse para poder ser algo mejor.

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Y al final la incoherencia toma cuerpo en el mismo Restrepo. Tan coherente como incoherente. La astucia de un compañero que lee la incoherencia del hombre que solo ha mencionado otros hombres y que lo pone en evidencia. La respuesta de Restrepo no es brillante, más bien es turbia y confusa –es opaca-; pero eso recuerda los estudios culturales que pretendemos. El compañero en segundos hace una lectura de estudios culturales entripados del conversatorio y del invitado, porque aunque maravilloso e inspirador, incoherente y problemático. “Ni dioses, ni amos” así termina Restrepo dejándose en evidencia y el compañero dándonos cátedra aplicada develando uno de los autores que más admiramos.

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Mateo Reyes-Mesa

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convicciones

Eduardo ha sido un maestro, docente y persona que ha despertado amores y odios, no obstante, así lo hemos valorado y considerado un referente importante en la materia porque siempre ha defendido y mantenido sus convicciones de manera contundente, vivaz y asertiva, y eso es una manera genial de enseñar. Su lucha, su amor, su pasión y comprensión por los eecc ha sido su pilar en la enseñanza y reflexión frente a temáticas y problemáticas en lo cultural y social. En este conservatorio pude junto a mis compañeras y compañeros apreciar lo que es para ti eecc, lo que los teóricos como Hall Han representado para él y como le han ayudado a dar forma a sus ideas y convicciones. Lo vi también aún afectado por lo sucedido con la Javeriana pero siento que es parte de su lucha política  seguir  haciendo resistencia desde el diálogo y reflexión sobre las dinámicas y consecuencias que se suscitaron desde su partida y la forma en la que se dio. Este conversatorio me aporta la visión de Eduardo sobre resistencia, sobre lucha en tus convicciones y creencias. Que sigue siendo posible a pesar de todo transformar y sembrar pequeñas semillas que en un futuro ayudarán a seguir resistiendo y comprendido el cómo de las cosas.

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Andres Rodriguez Morales

Elementos esenciales

Algunos aspectos que me hacen ruido sobre las propuestas teórico -prácticas de Eduardo Restrepo es como expresa y entiende el contextualismo radical.  En donde deja entrever en su obra y pensamiento buscar el mayor entendimiento de las relaciones de poder que se entrecruzan en la realidad estudiada. Estas relaciones se entretejen y en un contexto puede tener un significado y en otro contexto significar otra cosa(siempre lo recalca).  Su obra es influenciada por los aportes de Michael Foucault y Antonio Gramsci, a la hora de reflexionar sobre el poder y hegemonía.  Recuerdo que en sus clases nos explicaba que el poder no es una cosa en sí, que no es bueno ni malo, no hay necesariamente un lugar específico donde se articula el poder. El concepto de hegemonía es esencial en la obra de Eduardo por la influencia de Gramsci, de cómo se articulan las relaciones del poder y de cómo este se acepta ese consenso por parte de los sujetos o se subvierte ese poder. Escribo sujeto y no sujetx porque para Eduardo el sujeto no es el individuo en sí, sino el sujeto colectivo (o al menos algo así mencionó en clase)- podemos estar en desacuerdo o no, pero es su argumento.  El otro elemento de su propuesta teórico -práctica importante señalar es: la intervención política sin garantías. Es imprescindible intervenir, no con retórica iluminista, sino para entender el contexto lo más cercano posible. Incidir, tropeliar y patear hormigueros, pero con profundidad analítica y pasión. Es eso para mí algunas propuestas que me hacen ruido de Eduardo.

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Juan Ruiz Goyco:

Ser de carne y hueso

Dos de los elementos que me parecen necesario mencionar del conversatorio, ya que me impactaron en la forma que me atravesaron fueron: la forma tan natural, pero potente del sentir del profesor Restrepo cuando contestaba nuestras preguntas.  Es precisamente esa naturalidad y forma de expresar desde las “vísceras” que inspiran a quienes escuchan de manera activa y de que es posible el cambio. El otro elemento que me motiva a reflexionar al escucharlo es la coherencia entre el decir, hacer y pensar.  Por ejemplo, cuando se le pregunta cómo llega al mundo académico en especial a los estudios culturales, su respuesta desde su honestidad: “la revolución me salvó a mí”. Es precisamente, esa honestidad en la que se explora esa dimensión del Restrepo ,el ser humano, que tiene una ética del compromiso político y que está dispuesto a jugárselas sin el cálculo mezquino.  Un ejemplo de esto fue: cuando se abordó el tema de su renuncia a la universidad Javeriana, dando lecciones de dignidad, de que los principios no son negociables.  Luego de una serie de preguntas en relación con los estudios culturales, responde que  “tendrán que ser por fuera de la academia” para que tengan esa libertad de investigar, entender e intervenir en el mundo.  Al final del conversatorio asume su propia contradicción sobre la cuestión del género, en la cual admite su machismo a modo de autocrítica.  El conversatorio mostró un ser de carne y hueso, lleno de ilusiones, que inspiran a los oyentes  a replantearse y  atreverse ser; que nos  patear todos los hormigueros que sean posible para transformarnos e intervenir en el mundo, no con retórica salvacionista, sino como  parte de este.  

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Juan Ruiz Goyco:

Cuestiones

Creo que dialogar con textos permite construir ciertas comprensiones sobre algunos acontecimientos a los que los individuos nos vemos enfrentados; muchas veces las voces estáticas en las letras de otros u otras dan luces sobre asuntos que parecen marañosos e indescifrables a simple vista. Sin embargo, tener la oportunidad de conversar con autores, como Eduardo Restrepo, expanden y desarticulan aquello que en unas cuántas páginas se dice.

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En esta medida, conversar con Eduardo me permitió varias cosas. La primera, reafirmar algunos asuntos teóricos y prácticos no solo frente a lo que son los estudios culturales, sino frente a discusiones que, desde el mismo pregrado (antropología), se venían por él poniendo sobre la mesa, aunque fuese de manera indirecta como ¿Cuál es el rol de los académicos, o de quienes tienen el privilegio de estar en una universidad, en esta sociedad con tantos problemas? Segundo, seguir desmitificando la figura deificada que adquieren ciertos autores y autoras cuando se convierten en parte del canon; esto me parece importante porque da cuenta de que finalmente se circunscriben en un plano de discusión en el participan personas, no seres extraños y con cualidades únicas, siendo su única particularidad la vocación por reflexionar, discutir y hasta transformar. En tercer y último lugar, me indujo a preguntarme ¿Cuál es el tipo de relación que entre “intelectuales” debe gestarse?

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Este último asunto me generó gran ruido por la siguiente razón: Eduardo tiene una forma particular de referirse a ciertos temas y a ciertos personajes. Durante el conversatorio se refirió a varios autores y autoras de manera despectiva, al punto de tratarles de güevones y de mencionar que es mejor no pararle bolas a las cosas que dicen, como también que sus únicas pretensiones están vinculadas a un status y a rubros económicas que, según lo que entendí, adormecen un real ejercicio de intervención. Sin embargo, a manera muy personal me cuestiono ¿Qué necesidad hay de ese tipo de trato y cuán real o inservibles son las reflexiones que hacen tales personajes? No voy a desmentir-y no tengo como porque cada quien teje su propia fama- el hecho de que a lo mejor no hagan grandes cosas por la sociedad y que solo sirvan a intereses personales; sin embargo, a lo largo de mi proceso de formación me he topado con textos importantes que me han dado herramientas para pensar y transformar mis acciones como profesor, aunque estos mismos textos partan de una nebulosa de reflexiones poco cercanas a acciones o directrices de pensamiento teórico-político.

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Mi punto es, creo que más que abandonar o vituperar textos e intelectuales de poltrona, es cuestionar profundamente su accionar y aterrizar esas elucubraciones tan voladas en espacios de realidad que, por su mismo peso, les hagan repensar sus propias posturas y acciones. En un país donde la violencia y la guerra ha estado de punta, habrá maneras más fuertes y contundentes de derrumbar grandes relatos platónicos que por aquellas vías; no concibo un ejercicio transdisciplinar desde una sola forma de pensar y ver la realidad, cuando es en medio de la desidia, la incertidumbre y la desaprobación que se podría constituir un campo de abono fértil para un real pensar político y accionar teórico.  

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Mateo Berrio Soto

¡Cuando llegan los dotores!

Al Eduardo Restrepo lo leí en el Sumapaz

y son muchas las cosas que me puso a reflexionar

sobre todo, que hay que buscar otras formas

para aprender en la academia a narrar.

 

¡Qué palabras tan raras puede uno encontrar!

más cuando uno no es dotor, no las puede descifrar

¡Por mi madrecita, que no le miento!

Toca con Google, libro y diccionario

Y ni así paisanos le respondo el cuestionario.

 

Al campo llegan en blazer y cuatro por cuatro

¡Disque a salvarnos de cosas que nadie está consultando!

Vuelven noticia la historia, que uno de toche les fue contando.

 

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¡Vienen a la finca no más por una semana!

y creen que con eso el mundo se cambia

Que Estudios Culturales van a hacer

con todos esos autores que en un texto logran meter.

 

¡Pueda ser y que mi Dios permita!

¡Que las doctrinas de Hall hayan sido bien aprendidas!

que más que recitar, la cosa sea propositiva

y que la plata y el titulo sirva pa dar una mano al campo

 

¡Qué enredo tan jijuemadre! yo de esto no entendí nada

Que teorizar, la política; y politizar, la teoría.

Yo más bien me quedo sana

mirando a los que el mundo se salvan.

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Martha Lizarazo

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